
Las consecuencias físicas y mentales del abuso son también un camino para descubrirlo.
Algunas pueden ser: embarazo, enfermedades de transmisión sexual, irritaciones o malestar en los genitales, aseo constante de las partes íntimas, dolor al orinar o infecciones genitales frecuentes, miedo a quedarse solo o con alguien en especial, depresión, pérdida de apetito, rabia u hostilidad, huída de la casa, regresión a un estadio de desarrollo anterior.
Se vuelve triste, no le encuentra gracia a nada, se puede volver peleadora o peleador. Pierde peso, no le va bien en el estudio y cuando va creciendo puede pensar en no vivir más.
También puede adoptar un comportamiento parecido al del abusador, como mostrar sus partes íntimas, querer tocar a sus amiguitas o amiguitos o hablar todo el tiempo de sexo.
Algunas pueden ser: embarazo, enfermedades de transmisión sexual, irritaciones o malestar en los genitales, aseo constante de las partes íntimas, dolor al orinar o infecciones genitales frecuentes, miedo a quedarse solo o con alguien en especial, depresión, pérdida de apetito, rabia u hostilidad, huída de la casa, regresión a un estadio de desarrollo anterior.
Se vuelve triste, no le encuentra gracia a nada, se puede volver peleadora o peleador. Pierde peso, no le va bien en el estudio y cuando va creciendo puede pensar en no vivir más.
También puede adoptar un comportamiento parecido al del abusador, como mostrar sus partes íntimas, querer tocar a sus amiguitas o amiguitos o hablar todo el tiempo de sexo.
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